sábado, 1 de junio de 2013

Domestícame.

Hay días como hoy en los que me siento un poco como el zorro en El Principito, cuando le pedía a éste que por favor lo domesticara. Yo, creo que hace tiempo que quiero que me domestiquen, pero no me malinterpretéis, Rita es indomable, con domesticar, al igual que en libro me refiero a "crear lazos", veréis el zorro se lo explicaba al principito con estas palabras:

Todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo. (...) Si me domesticas, mi vida resultará como iluminada. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los demás. Los otros pasos me hacen volver bajo tierra. Los tuyos me llamarán fuera de la madriguera, como una música. (...) Por favor... ¡domestícame!. Sólo se conoce lo que uno domestica. Si quieres un amigo, ¡domestícame!

 - ¿Qué hay que hacer? – dijo el principito.

- Hay que ser muy paciente – respondió el zorro.
Antoine de Saint-Exupéry

Supongo, que todos alguna vez necesitamos que nos domestiquen y sentir que para alguien somos distinto al resto, pero ya sabéis, las cosas de palacio van despacio.

Este libro que, aunque parezca para niños no lo es, debería leérselo todo el mundo y si me apuráis incluso más de una vez en la vida.

 Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

Besitos folclóricos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario